domingo, 19 de octubre de 2014

POETA DEL TIEMPO



Neurotiempo

Este fin de semana
huele a náusea
vidrios empañados.
El sonido de los pájaros
es metálico.
Las personas
están heladas
látigos de escarcha
en mi espalda.
Este invierno
trae muerte
en las flores
en los rostros
en las manos
en las palabras
en los rayos del sol
en mi cama.
Separatidad.
Esa puerta
cuántas veces
y esa lluvia.
Tarda tanto
el cielo azul.
Una taza
en la silla
a medio tomar la ilusión.

Raconto

Océanos se vuelcan
sobre mi cabeza
cada gota contiene
algunas realidades
canción de madre
un charco de agua
refleja el cielo
nubes blancas
y mi cara se detiene.
El invierno
con su ropa metálica
se eterniza
impregnando los muebles
la ropa
la piel
las paredes verdosas.

Q.E.P.D.

Una música triste
está sonando
en el techo
del ataúd.
Un cementerio
agonizante
desliza espuma de cerveza.
Espejos rotos
en cada esquina.
Y más allá
flores mustias.

Sin razón

No se puede atrapar el aire
con las manos perforadas.
No se puede encender el fuego
bajo el mar.
La vía férrea termina
justo en el acantilado.
Tu lento andar
se pierde entre el bullicio
de silbatos y engranaje de fierros.

Después de todo

La alegría
tardará tanto en llegar
como tarda el amante
asesinado
en tocar
a la puerta de su amada.

Pasos nocturnos

Noches de cementerio.
Húmedos adoquines
cargados de peatones salinos.
Descienden hasta la playa
extendida como una amante
prodigando encendidos abrazos
multitud de veces.
En los cerros
la iglesia se yergue muda
cómplice de lo inevitable.
Noches de Tomé
más ardientes
que días de verano.
Cada banco en la plaza
cada impresión en la arena
cada roca dispuesta al gemido
cada fantasma
conocen la inexistencia
de la soledad
anclada al otro lado
de los zapatos
lejos
de la ciudad azul.

Al amanecer

Contigo pude ver
el sol
de tras de las casas
de madera
evaporando la humedad
contenida
por una larga noche.
Tu aliento se quedó
conmigo
entibiando el retorno
con aroma
a pan
de la primera mañana.
Me fui caminando
entonces
cuando me enseñaste
a sentir
el aire virginal
que trae la esencia
de esta rotación.

El sentido

Cavernas del sentido
nos encontramos en el espacio
de tu cautiverio
en el nuestro
en todas las emociones
de energías
cráteres y núcleos planean
tus encantos mágicos
el aire se hizo para entrar en tu vida
para rozarte por dentro
con la suavidad
de nuestra cercanía.
Sigo en pos de tus huellas
en donde estremeces
con tu asomada sonrisa
tenue de sorpresa.
Con tu figura embelleces
el resplandor
veo palidecer el sol
cuando me dices
todos esos espejos
te veo
me ves
reflejados en alientos
de humedad y pétalos.
Le temo al empedrado
por ahí se escapan las quejas
las agujas del sollozo
por dejar de contemplar
tu sagrada sombra.
Oigo el sonido de las montañas
el crujir de la madera
en tus venas
las paredes de tu cuarto
de tu cielo
de tu silencio de papel
de tu mirada de tiempo
en el cerrar de tus párpados.
Ya entro en tus sueños
a robar las avenidas que te conducen
espantando toda muerte
que no toque la perfección
de tus tesoros.
Candor de nuestro enlace
sin ser marchito por el destino
nos vemos en las vibraciones eléctricas
que VIAJAN en este nutrirse
de palabras destiladas
en el embriagador momento
de cada encuentro espacial…
a mi ser virtual.

Marcia Flandes.
La mano de nadie.


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