DESTINO SIN REPARAR
Amanece entre hilos transparentes con lluvia de ayer.
Se abre el bostezo a descubrir el error de tanta palabra que flota.
La estridencia golpea el pensamiento.
El dibujo de tu sonrisa aplaca la teluria de nuestros pies.
El color de tu visión enternece hasta la miseria más irreparable.
Pero sigo creyendo que no hay fuerza capaz de vencer
el movimiento de lo eterno a lo demencial.
Y así nos vamos,
en la única aceptación de voluntades implacables.
LA MANO DE NADIE.
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