lunes, 7 de junio de 2010

Mileva Maric, la otra cara de Einstein


Marcia Flandes http://www.youtube.com/watch?v=lRfEc_-p7F8&feature=related
www.youtube.com
RTS TV Serbia - Sensation on zurich grove June 2004 - found grove of Mileva Einstein - Interwiev 11.9.2004


La genial misoginia del descubridor de la relatividad -- Le impuso a su esposa, por escrito, reglas de conducta violentas y autoritarias -- Ella era física y participó en la primera etapa de su teoría, él nunca la mencionó --“Muy pocas mujeres son creativas. No enviaría a mi hija a estudiar física”, dijo Amalia Rivera.

Este 2005 se ha declarado Año Einstein ya que se cumple el centenario de la publicación de la teoría de la relatividad, por lo que vida y obra de Albert Einstein serán centro de atención durante doce meses en los que seguramente saldrán a la luz los claroscuros de esa personalidad, símbolo por excelencia del genio distraído en aras del conocimiento profundo. Sin embargo es difícil que se muestre que detrás del genio simpático y despreocupado de melena blanca y crespa habitaba un misógino que en el fondo menospreciaba a las mujeres, y más bien las prefería lerdas. Bertrand Rusell lo definió como “alguien a quien los asuntos personales no ocuparon gran cosa en su mente”… pero alguien tenía que hacerlo y para ello descargaba la responsabilidad del hogar y del cuidado de los hijos en la esposa en turno.

Seguramente en los numerosos actos y exposiciones que se están preparando no se dejará de mencionar a su primera esposa, Mileva Maric (n. 1875), pues después de todo “detrás de un gran hombre, siempre existe una gran mujer”.

Mileva Maric y Albert Einstein se conocieron en 1896 en el Instituto Politécnico Federal de Zurich estudiando la carrera de física. Ella era la única mujer inscrita en matemáticas y fue la primera mujer que se licenció en física. Si bien los biógrafos del genio coinciden en que “los dos eran bastante feos”, Mileva reúne más defectos al decir de ellos: no sólo cojeaba a causa de una coxalgia congénita (artritis muy dolorosa), sino además era taciturna y ¡cuatro años mayor que él! La madre de Einstein, una alemana misógina y xenófoba, no vio nunca con buenos ojos a la serbia: “Ella es un libro, igual que tú..., pero tú deberías tener una mujer. Cuando tengas 30 años, ella será una vieja bruja”. Como sea, la pareja se flechó porque hablaban el mismo lenguaje: ella le dio clases de matemáticas, que nunca fueron el fuerte de Eisntein, preparaban juntos sus exámenes y compartían el interés por la ciencia y la música. El le escribe en 1900: “Estoy solo con todo el mundo, salvo contigo. Qué feliz soy por haberte encontrado a ti, a alguien igual a mí en todos los aspectos, tan fuerte y autónoma como yo”.

Existen varias cartas del noviazgo en las que Einstein debate con ella sus ideas de la relatividad e inclusive se refiere a “nuestra teoría” y le da trato de colega. A partir de estas evidencias , el investigador E. H. Walker concluyó que las ideas fundamentales de la teoría de la relatividad fueron de Mileva Maric, quien no concluyó la carrera dado que se hizo cargo del cuidado de los hijos: su primera hija murió al año y medio de edad; más tarde tuvieron dos hijos, uno con retraso mental, lo que desde luego exigió más cuidados… de ella. Así que él consiguió un puesto académico y tuvo el tiempo para concluir sus estudios y desde luego para desarrollar la teoría arrogándose todo el crédito. El solo hecho de sugerir un plagio o que el cerebro privilegiado masculino de Einstein no sea tal, sigue desatando polémica en la sociedad científica . John Stachel, por ejemplo, replicó de inmediato a Walker: “Si bien es encomiable rescatar la figura de Mileva de la oscuridad, la historia de Einstein explotando a su esposa y robando sus ideas suena más a película de Hollywood que a una evaluación seria de las evidencias”.

Walker volvió a la carga citando a un físico ruso que en los años 60 vio los manuscritos de 1905, los cuales estaban firmados Einstein-Mariti (Maric en húngaro), pero los originales no han aparecido. Finalmente, los defensores de Einstein cuestionan aún hoy: “¿y por qué Mileva nunca reclamó la autoría?”, mismo argumento que se esgrime para dudar de la víctima cuando denuncia una violación años después.

¿Cómo rescatar aquellas largas conversaciones en que dos inteligencias brillantes fueron conformando la teoría a partir de un acertijo? ¿Aparecerán algún día papeles que confirmen que una mujer fue capaz de pensar y estructurar algo tan complejo como esa teoría? ¿Será verdad que existen pruebas de que Einstein destruyó las cartas que hubieran podido probar la autoría de Mileva en la teoría de la relatividad? En esa pareja de físicos alguien tenía que cuidar a los niños, especialmente a uno que padecía trastornos mentales graves; alguien tenía que lavar y preparar la comida, y ése fue el papel que Einstein y la sociedad patriarcal asignaron a Mileva, quien subordinó todas sus aspiraciones a los objetivos de él, puso todos sus conocimientos a su servicio. El, en cambio, eligió el camino de la ciencia.

Al paso del tiempo la relación se tornó disfuncional. Ella ya no le resultaba divertida ni le aportaba nuevas ideas ni conocimientos. Las “reglas de conducta” que Albert Einstein le impuso por escrito son una cruda muestra de su autoritarismo y, a su vez, de la violencia sorda y sicológica que ejerció contra su esposa:

“A. Te encargarás de que: 1. mi ropa esté en orden, 2. que se me sirvan tres comidas regulares al día en mi habitación, 3. que mi dormitorio y mi estudio estén siempre en orden y que mi escritorio no sea tocado por nadie, excepto yo. B. Renunciarás a tus relaciones personales conmigo, excepto cuando éstas se requieran por apariencias sociales. En especial no solicitarás que: 1. me siente junto a ti en casa, 2. que salga o viaje contigo. C. Prometerás explícitamente observar los siguientes puntos cuanto estés en contacto conmigo: 1. no deberás esperar ninguna muestra de afecto mía ni me reprocharás por ello, 2. deberás responder de inmediato cuando te hable, 3. deberás abandonar de inmediato el dormitorio o el estudio y sin protestar cuanto te lo diga. D. Prometerás no denigrarme a los ojos de los niños, ya sea de palabra o de hecho.”

Einstein volvió a casarse en 1915 con la prima de Mileva, Elsa, quien también era separada y con dos hijas. Un año después dio a conocer su teoría general de la relatividad durante un periodo pleno de vivacidad y alegría. ¿Y quién no estaría contento y productivo, si Elsa le organizó el hogar para su trabajo de investigación, obedecía todas sus órdenes como restringirle el número de visitantes que aspiraban hablar con él, ya que para entonces su fama era enorme?

De los hechos se desprende que Einstein no quiso formar una pareja científica ni conceder ningún crédito en su teoría a Mileva. Y quizá de alguna manera le pagó su aportación a la teoría de la relatividad al otorgarle el importe en metálico del Nobel de Física, ocho años después del divorcio. Aun antes de conocer a Mileva, Einsten ya había dado muestras de acendrado machismo durante su relación con Marie Winteler, la hija de su casero. Bastó que ella le manifestara su entusiasmo por irse de maestra a Olsberg para que Albert la acusara de “querer acabar con su relación”, cosa que no le impidió seguirle enviando su ropa sucia para que se la lavara.

Las mujeres eran para él, además de manos que trabajan en todas las cosas fútiles del mundo, un objeto. Estaba convencido de que “muy pocas mujeres son creativas. No enviaría a mi hija a estudiar física. Estoy contento de que mi segunda mujer no sepa nada de ciencia”. Decía también que “la ciencia agría a las mujeres”, de ahí la opinión que le merecía Marie Curie: “nunca ha escuchado cantar a los pájaros”. Aun así, ese hombre de aspecto bonachón a los ojos del mundo que tenía el cerebro lleno de fórmulas y de ideas machistas, se atrevió a acuñar una frase hoy célebre: “¡Triste época la nuestra! Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio”.

Durante toda su vida Albert Einstein estuvo convenientemente rodeado de mujeres, a pesar de que repelía su presencia: “Lo que yo admiraba más en Michele, como hombre, era el hecho de haber sido capaz de vivir tantos años con una mujer, no solamente en paz, sino también constantemente de acuerdo, empresa en la que yo, inevitablemente, he fracasado dos veces”.

Margot, hija del primer matrimonio de Elsa, le acompañó en Princeton hasta su muerte, cubierta de fama y gloria, en 1955. Mileva Maric, la física-matemática, después de divorciada vivió algunos años en Berna, confinada en su casa. Murió sola y olvidada en Zurich en 1948, por lo que en este año dedicado al genio es importante rescatar su influencia en la obra científica de Albert Einstein.

En una carta que Mileva Maric dirige a su amiga Helene Kaufler le informa satisfecha del logro alcanzado: “Hace poco hemos terminado un trabajo muy importante que hará mundialmente famoso a mi marido”.

Fuentes:

“La mujer detrás de Einstein”, La Jornada, 1/4/91 Arthur Spiegelman, “Einstein le leyó la cartilla a su esposa…”, La Nación, 23/11/96 Albert Einstein, Cartas a su novia Mileva, Princeton University Press, 1987

sábado, 5 de junio de 2010

La música clásica también tiene cara de mujer

Nunca hubo una Bach, una Beethoven o una Mozart. Ni tampoco una Verdi o una Wagner. Es materia opinable, por supuesto, pero en la historia de la música no se registra una compositora mujer de esa categoría, a juzgar por el testimonio contundente de historiógrafos y musicólogos de todas las épocas. Esa especie de valor entendido en el sentido de ignorar de plano la existencia misma de creadoras musicales ofrece numerosos ejemplos. El célebre director de orquesta sir Thomas Beecham decía, a principios de siglo: No hay compositoras, nunca las hubo y posiblemente nunca existirán. Concepto tan terminante como el denunciado en la Biblia, cuando Adán exige a Eva que deje de emitir un ruido tan horrible mientras tañe una caña hueca, agregando que si alguien tiene que hacer eso debe ser él.También el Papa Inocencio XI declaraba en un edicto de 1686 que la música es absolutamente dañina para la modestia que corresponde al sexo femenino, criterio refirmado en 1703 por Clemente XI. El filósofo Moisés Mendelssohn, abuelo de Felix y Fanny, despreciaba la erudición de las damas de modo rotundo e impiadoso.Tres notables compositoras argentinas se prestaron a contestar la pregunta básica. ¿Por qué no hubo creadoras musicales como Bach, Beethoven, etc.? Hilda Dianda, Alicia Terzian y Marta Lambertini coincidieron en general en el rechazo a la pregunta misma. Para Dianda la pregunta en sí ya constituye segregación y es discriminatoria, algo que apoya Lambertini. Según Terzian la respuesta es muy simple: Porque la historia se escribe en Europa y la redactan los hombres.Hilda Dianda quiere destacar tres aspectos: la música es la más abstracta de todas las artes, es sonido, por lo tanto si no se la oye no trasciende, no existe; compositoras existieron, existen y de acuerdo al notable aumento en escala mundial, desde hace 30 años, seguirán existiendo. Lo que no existe es la difusión de sus obras en forma habitual, normal, coherente con el fluir continuo del hecho musical.Dianda agrega que la sola expresión mujeres compositoras supone sorpresa, asombro, incredulidad. Con la discriminación se equivoca el rumbo, se desvían vocaciones, se atrasa el merecido respeto y reconocimiento a trascendentales trayectorias, y se menosprecia al público que ama la música y quiere oírla y entenderla. Para la compositora cordobesa debe operarse un cambio de mentalidad en quienes manejan instituciones musicales oficiales o privadas y también en los intérpretes. Y añade que los géneros femenino-masculino no avalan en absoluto ni jerarquía creadora ni mérito artístico, ni poder de inventiva ni capacidad técnica, pidiendo ser abiertos y respetuosos sólo ante los valores de las composiciones.La pregunta acerca de la inexistencia de mujeres compositoras hace recordar a Dianda al denominado filósofo de los filósofos de la edad moderna, Hegel, quien sostenía que el pensamiento, lo intelectual, la abstracción, son sólo propios de los hombres. Sin lugar a dudas el sesudo pensador ignoraba la existencia, más de seis siglos antes que él naciera, de Hildegard von Bingen, una de las personalidades más completas y eruditas de aquellas épocas. Quizá no esté respondiendo exactamente al tema sobre el cual me piden opinar, pero se aproxima tanto como para reflexionar qué antigua es la marginación que las mujeres han conocido y conocen en un quehacer musical dominado plenamente por los hombres. Hegel ignoraba la existencia de la inquieta Hildegard, pero cómo encaja la pregunta en nuestra época. Falta de información, seguramente, pero también desinterés de quienes, aunque suene paradójico, se especializan en temas musicales, incluyendo organizadores de conciertos e intérpretes.Alicia Terzian confiesa que sería necio de su parte admitir que esta encuesta sea una realidad para ella, porque considera que es una excepción, dado que su carrera se ha hecho lenta, pero sólidamente en el país y en el exterior. Quizás sea que no me ubico contra nadie, ni hombre ni mujer, sino conmigo y con todos los que quieran acompañarme. Yendo a la historia de la mujer creadora, Terzian dice que siempre se preguntó por qué no se difunden las obras de Bingen, Clara Wieck, la duquesa de Sajonia-Weimar, Fanny Mendelssohn y tantas otras. Las preguntas quedan, inexplicablemente, sin respuestas. Para ella es a partir de la década del 80 cuando la mujer compositora ocupa el lugar que merece en la creación mundial, sin discriminación y sólo basada en su calidad profesional. Luego agrega que profesionalmente los hombres marginan a las mujeres simplemente porque les temen (a las talentosas, ciertamente); no todos, sin embargo, porque los que están conformes con ellos mismos son siempre excelentes compinches.Otras opiniones de Terzian: No me interesan los ghettos de la música de vanguardia ni los de mujeres, porque ambos alejan al verdadero público de mi obra. Por eso prefiero que mis creaciones se toquen en temporadas de abono con autores clásicos, incluso las de cámara. Y así sucede ahora. Algo más, nunca tuve problemas porque nunca me puse a pensar en ello. Nunca competí con nadie, ni mujer ni hombre. Simplemente escribí, trabajé, dirigí, organicé, sin pensar que era mujer, sino que estaba ejerciendo mi derecho de trabajar. Tan simple como eso.Para Marta Lambertini la idea le parece idiota y no sabe si vale la pena discutirla. A su juicio es desgastante y valdría la pena ocupar ese tiempo en omponer, enseñar y escuchar música. No hace ninguna diferencia y cree que hay casos dramáticos, el más agudo el de Fanny Mendelssohn, de quien se sospecha que muchas de sus obras fueron atribuidas a su hermano más famoso. Afortunadamente nací bastantemás tarde, y en esta época no siento haber sido discriminada en mi vida profesional como compositora o como docente. Lo que cabría preguntarse es si alguna vez una mujer se sintió discriminada, pero la verdad era que su talento no llegaba a ser significativo o importante como para estar a la altura de los más grandes. Podría seruna linda excusa. Lambertini da un ejemplo. Dos años atrás se organizó en San Pablo un festival con compositoras femeninas. El encuentro sirvió para que todas se dijeran qué ridículo era hacerlo sólo para mujeres, recibiendo rechazo por parte de algunos hombres que se sintieron discriminados.Es difícil emitir una opinión a manera de corolario o conclusión ante tantos argumentos y ejemplos históricos. Vale la pena refirmar que algo de razón tienen quienes suman nombres ilustres de la talla de Bach o Beethoven sin encontrar mujeres.Sí cuando de intérpretes y educadoras se trata, pero las razones de nuestras entrevistadas van mucho más allá de consideraciones de sexo. Tal vez deba afirmarse, en definitiva, que ante una hermosa partitura no debe existir discriminación alguna.

PRODIGIOS DE MUJERES EN MÚSICA CLÁSICA

Marcia Flandes MUJERES COMPOSITORAS DE MÚSICA CLÁSICA:http://www.youtube.com/watch?v=vaBNGb_v-Wc
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Elisabeth Jacquet de la Guerre (1665- 729) SARABANDE Compositora-Clavecinista francesa (Barroco)


Marcia Flandes http://www.youtube.com/watch?v
=_ClJtFxmPhQ
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Eulàlia & Ester Vela Vela play Fanny MENDELSSOHN-HENSEL (1805-1847) Klavierstücke - Original Piano 4 hands - Allegro molto. Barcelona, AUDITORI CULLELL I FABRA For furhter information, please visit our web page: http://www.duovela.com/





viernes, 4 de junio de 2010

Introduccion a la Gnosis

gnosis


La Gnosis es un CONOCIMIENTO VIVENCIAL, TOTALMENTE PRÁCTICO, cuyos principios nos impulsan a buscar respuestas a estas preguntas, investigando por nosotros mismos las grandes verdades de la naturaleza y el cosmos.
Aspira a que el ser humano desarrolle la CONCIENCIA, la capacidad de conocer y comprobar, dejando de lado los dogmas y las creencias. A través de la "revolución de la conciencia" comenzamos a regenerar facultades latentes que nos permiten integrarnos con nuestro ser real, alcanzar la autorrealización íntima.

La doctrina gnóstica esta planteada en una forma simple para que cualquier persona pueda comenzar un trabajo serio sobre sí misma. Sin embargo para la mayoria de la gente es algo difícil de entender ya que escapa a las formas de pensar más habituales y conocidas.
A diferencia de doctrinas que enseñan "qué pensar" acerca del mundo, de la vida, de la muerte, etc, la gnosis enseña a "APRENDER A PENSAR". De esa manera toda afirmación, conocimiento o explicación debe llevarse a la experiencia antes de poder afirmarse cabalmente
El fundador de la gnosis moderna es el V. M. SAMAEL AUN WEOR, quien estableció el Movimiento Gnóstico, escribió cerca de 70 obras, dictó cientos de conferencias, algunas de las cuales se encuentran grabadas y dejó también enseñanzas orales que han sido inspiración para muchos discípulos.

Samael Aun Weor afirma: "SÓLO EL CONOCIMIENTO INTERIOR PUEDE REINCORPORARNOS A LA VERDAD, SIN EMBARGO ESTO SÓLO ES POSIBLE A BASE DE TRABAJOS CONCIENTES Y PROFUNDAS REFLEXIONES EN EL TERRENO DE LA VIDA PRÁCTICA" La búsqueda de la paz, la felicidad, la libertad es legítima en el ser humano. Pero sólo podemos alcanzarlas a través del autodescubrimiento, conociendo nuestros defectos y eliminándolos. Desarrollando nuestras virtudes y facultades latentes.

Una orientación sencilla nos permite resumir la doctrina gnóstica en 3 FACTORES QUE CONDUCEN A LA REVOLUCIÓN INTEGRAL DE NUESTRA CONCIENCIA Y AL DESARROLLO DE TODAS LAS CAPACIDADES HUMANAS.

Eliminar los egos o "yoes" de la sicología, planteamiento este que está presente en la esencia de las religiones budista, hinduista y que está afirmada por los grandes maestros espiritualistas de la teosofía, antroposofía, rosacrucismo, etc. De esa manera despierta en nosotros el verdadero "Ser" que no tiene nada que ver con nuestro mezquino ego.

La gnosis no es un conocimiento específico sino la forma de adquirir ese conocimiento. Si bien se encontrarán en este sitio web muchos relatos antropológicos, místicos, científicos, esotéricos, etc, estas no son más que pautas que llevan a que cada uno pueda conducirse por si mismo en el proceso del auto-conocimiento. "... NINGUNA PERSONA CULTA CAERÍA HOY, COMO ANTAÑO EN EL ERROR SIMPLISTA DE HACER SURGIR LA GNOSIS DE ALGUNA EXCLUSIVA LATITUD ESPIRITUAL... LA GNOSIS ES UN FUNCIONALISMO MUY NATURAL DE LA CONCIENCIA; UNA FILOSOFÍA PERENNE Y UNIVERSAL" (S.A.W.)