No puedo cambiar el lugar de mi nacimiento, de mi niñez; ni mis padres, ni hermanos, ni parientes…
Me insertaron en un tipo de vida que no pedí.
Hice los intentos por adecuar favorablemente una existencia hostil.
Se hizo difícil mi trayecto, hasta hoy.
El cansancio es mi único destino.
En mi legítimo derecho, que me arrogo, haré uso de la plena libertad para elegir, con mis facultades mentales lúcidas; si continúo por una senda impuesta o trunco este andar. Silenciando mi respiración y mi palabra guardando para siempre en un cofre mis moléculas.
Como víctima aclaro, voy a detener mi reloj a la hora que yo disponga, por lo menos es algo que no dejaré hacer al tiempo.
La crueldad buscará en otra parte lo que yo le negaré.
lunes, 3 de febrero de 2014
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